martes, 15 de marzo de 2016

RICARDO ALVAREZ PALLEJÁ: “LA FIAF EN LA ENCRUCIJADA”

En la edición pasada (nota SAN JOSÉ, 1976: LA IX ASAMBLEA ANUAL ORDINARIA DE LA FIAF) habíamos hecho referencia a un texto de autoría de don Ricardo Alvarez Pallejá, quien fue miembro, tanto de la Junta Directiva de la Asociación Filatélica de Costa Rica, como del Consejo Ejecutivo de la Federación Interamericana de Filatelia – FIAF, y que contiene consideraciones sobre los primeros años de la FIAF, sus exposiciones y  perspectivas para el futuro.
 

Ricardo Alvarez Pallejá

Se trató, en realidad, de un Editorial de la revista Costa Rica Filatélica (nº 89, año 1977), del que trascribimos la siguiente parte, que comenta las dificultades, en el seno de la FIAF, para seguir con las exposiciones interamericanas:

“Nos guste o no, fuerza es reconocerlo: En la FIAF hemos perdido el impulso; y salvo una que otra excepción, cada vez más rara, no podemos presentar una muestra interamericana al año, ni una hispanoamericana cada dos. Esta es la realidad. Y esa nos obliga a reflexionar y a preguntarnos: ¿Cuál será el futuro de la FIAF? Revisemos brevemente la corta historia de la Federación.

Si analizamos con objetividad su trayectoria, habremos de convenir que ésta ha tenido dos períodos muy definidos y muy diferentes: de 1968 a 1972 – México a Río –; y desde Río a San José, – septiembre de 1972 a noviembre de 1976.

El primer período se caracterizó por el desbordante entusiasmo y por la brillanteza de las realizaciones: Comisiones, reglamentos, ideas, trabajo; y sobretodo cuatro exposiciones interamericanas de gran jerarquía, que pusieron de manifiesto, ante los ojos atónitos de los visitantes, la sorprendente calidad de colecciones y coleccionistas. A pesar de que, en unos países más que en otros, se organizaban exposiciones nacionales o regionales, la calidad real de la filatelia del continente no se conocía. Y la FIAF, con sus exposiciones anuales, en las que materialmente se volcó lo mejor y más estudioso de nuestro coleccionismo, logró reavivar la adormecida filatelia americana, colocándola de igual a igual con las mejores del mundo. Y esta afirmación, que puede parecer exagerada, se apoya en el gran número de medallas de Oro y de premios especiales obtenidos por las colecciones americanas en las exposiciones internacionales de los últimos ocho años, a pesar de que casi siempre en los jurados hemos resentido la falta de jueces latinoamericanos. De nada valieron los obstáculos ni las desventajas: a partir de la inolvidable EXFILBO’ 69, que fue el trampolín que proyectó nuestras colecciones a competir en cualquier parte del mundo, la filatelia americana escaló, por méritos innegables e indiscutibles, las más altas cumbres de la filatelia universal, situándose a nivel y a la par de la mejor.

Y esto se debe a la FIAF. Porque nadie duda que la Federación fue el aglutinante que reunió, en un haz de voluntades, las energías dispersas de las agrupaciones nacionales, habituadas a trabajar individualmente y por ello sin resultados positivos para el resto del continente.

Este fue, innegablemente, el período de oro de la Federación Interamericana de Filatelia.

Pero en septiembre de 1972, durante la Asamblea de Río, apareció la primera fisura que, con el tiempo, agrietó la Federación; en esa Asamblea se inició el segundo período de la FIAF, lamentablemente por muchas razones.

Son demasiado conocidos los hechos ocurridos en aquella Asamblea para que los repitamos aquí. Pero lo cierto es, a pesar del esfuerzo de Guayaquil, que desde fines de 1972 la FIAF comenzó a deteriorarse; y que desde entonces no hemos sabido recobrar el camino de progreso que seguíamos. A diferencia del primer período, en este sólo se ha podido organizar una exposición en cuatro años. De las 17 agrupaciones nacionales que componían la Federación, una se desafilió por desacuerdo con el Consejo; otra fue expulsada por permitir y apoyar acciones intolerables de su Presidente, y una tercera mantiene ‘suspendidas’ las relaciones con la FIAF, como prueba de su inconformidad con algunas actuaciones de la Federación. Probablemente haya explicaciones razonables sobre estas situaciones peculiares; pero aun sin entrar en detalles, el panorama actual de la Federación no es, ni mucho menos, halagador: porque es cierto que los últimos cuatro años han sido muy pobres en realizaciones, si exceptuamos la EXFILMEX 74 UPU, y esa pobreza de hechos y de planes nos hace preguntar nuevamente: ¿Cuál será el futuro de la FIAF?

Como somos parte de ella, el futuro de la FIAF será el que nosotros decidamos; por lo tanto, si queremos la Federación, su futuro habrá de ser brillante y productivo, porque esto es lo que todos deseamos y lo que necesita la filatelia americana”.

Un bello análisis, lúcidas reflexiones de hace casi cuatro décadas, y sobre las que vale la pena meditar.