En la edición pasada (nota SAN JOSÉ, 1976: LA IX ASAMBLEA
ANUAL ORDINARIA DE LA FIAF) habíamos hecho referencia a un texto de autoría
de don Ricardo Alvarez Pallejá, quien fue miembro, tanto de la Junta Directiva
de la Asociación Filatélica de Costa Rica, como del Consejo Ejecutivo de la
Federación Interamericana de Filatelia – FIAF, y que contiene consideraciones
sobre los primeros años de la FIAF, sus exposiciones y perspectivas para el futuro.
Ricardo Alvarez Pallejá
Se trató, en realidad, de un Editorial de la revista Costa Rica Filatélica (nº 89, año 1977),
del que trascribimos la siguiente parte, que comenta las dificultades, en el
seno de la FIAF, para seguir con las exposiciones interamericanas:
“Nos guste o no,
fuerza es reconocerlo: En la FIAF hemos perdido el impulso; y salvo una que
otra excepción, cada vez más rara, no podemos presentar una muestra interamericana
al año, ni una hispanoamericana cada dos. Esta es la realidad. Y esa nos obliga
a reflexionar y a preguntarnos: ¿Cuál será el futuro de la FIAF? Revisemos
brevemente la corta historia de la Federación.
Si analizamos con
objetividad su trayectoria, habremos de convenir que ésta ha tenido dos
períodos muy definidos y muy diferentes: de 1968 a 1972 – México a Río –; y
desde Río a San José, – septiembre de 1972 a noviembre de 1976.
El primer período se
caracterizó por el desbordante entusiasmo y por la brillanteza de las
realizaciones: Comisiones, reglamentos, ideas, trabajo; y sobretodo cuatro
exposiciones interamericanas de gran jerarquía, que pusieron de manifiesto,
ante los ojos atónitos de los visitantes, la sorprendente calidad de
colecciones y coleccionistas. A pesar de que, en unos países más que en otros,
se organizaban exposiciones nacionales o regionales, la calidad real de la
filatelia del continente no se conocía. Y la FIAF, con sus exposiciones
anuales, en las que materialmente se volcó lo mejor y más estudioso de nuestro
coleccionismo, logró reavivar la adormecida filatelia americana, colocándola de
igual a igual con las mejores del mundo. Y esta afirmación, que puede parecer
exagerada, se apoya en el gran número de medallas de Oro y de premios
especiales obtenidos por las colecciones americanas en las exposiciones
internacionales de los últimos ocho años, a pesar de que casi siempre en los
jurados hemos resentido la falta de jueces latinoamericanos. De nada valieron
los obstáculos ni las desventajas: a partir de la inolvidable EXFILBO’ 69, que
fue el trampolín que proyectó nuestras colecciones a competir en cualquier
parte del mundo, la filatelia americana escaló, por méritos innegables e
indiscutibles, las más altas cumbres de la filatelia universal, situándose a
nivel y a la par de la mejor.
Y esto se debe a la
FIAF. Porque nadie duda que la Federación fue el aglutinante que reunió, en un
haz de voluntades, las energías dispersas de las agrupaciones nacionales,
habituadas a trabajar individualmente y por ello sin resultados positivos para
el resto del continente.
Este fue,
innegablemente, el período de oro de la Federación Interamericana de Filatelia.
Pero en septiembre de
1972, durante la Asamblea de Río, apareció la primera fisura que, con el
tiempo, agrietó la Federación; en esa Asamblea se inició el segundo período de
la FIAF, lamentablemente por muchas razones.
Son demasiado
conocidos los hechos ocurridos en aquella Asamblea para que los repitamos aquí.
Pero lo cierto es, a pesar del esfuerzo de Guayaquil, que desde fines de 1972
la FIAF comenzó a deteriorarse; y que desde entonces no hemos sabido recobrar
el camino de progreso que seguíamos. A diferencia del primer período, en este
sólo se ha podido organizar una exposición en cuatro años. De las 17
agrupaciones nacionales que componían la Federación, una se desafilió por
desacuerdo con el Consejo; otra fue expulsada por permitir y apoyar acciones
intolerables de su Presidente, y una tercera mantiene ‘suspendidas’ las
relaciones con la FIAF, como prueba de su inconformidad con algunas actuaciones
de la Federación. Probablemente haya explicaciones razonables sobre estas
situaciones peculiares; pero aun sin entrar en detalles, el panorama actual de
la Federación no es, ni mucho menos, halagador: porque es cierto que los
últimos cuatro años han sido muy pobres en realizaciones, si exceptuamos la
EXFILMEX 74 UPU, y esa pobreza de hechos y de planes nos hace preguntar
nuevamente: ¿Cuál será el futuro de la FIAF?
Como somos parte de
ella, el futuro de la FIAF será el que nosotros decidamos; por lo tanto, si
queremos la Federación, su futuro habrá de ser brillante y productivo, porque
esto es lo que todos deseamos y lo que necesita la filatelia americana”.
Un bello análisis, lúcidas reflexiones de hace casi cuatro décadas, y
sobre las que vale la pena meditar.