Mucho ya se ha escrito sobre la verdadera “revolución” que representó,
para los filatelistas expositores, el avance en la informática y en la red
mundial (WWW) que interconecta a millones y millones de personas en todo el
mundo (por sus diversas máquinas) vía internet.
Es incuestionable que la popularización de las computadoras
personales, “fijas” o portátiles (PCs, ordenadores y afines), con algunos
periféricos esenciales (como impresoras y escáneres, éstos igualmente
accesibles a muchas personas), representó un “salto de calidad” en lo que se
refiere al montaje de participaciones temáticas competitivas. A eso vino
sumarse el universal acceso a una inmensidad de informaciones disponibles en la
web.
Se puede decir, por lo tanto, que todo el proceso de creación y
montaje de colecciones que se presentan en exposiciones avanzó muchísimo.
Hace poco tiempo, en una exposición realizada en Montevideo, tuvimos
la oportunidad de volver a ver una verdadera “reliquia”, que era una colección
cuyo texto se presentaba dactilografiado… ¡y con máquina manual! ¿Quiénes, de
los más jóvenes, han visto algo así, algún día?
La verdad es que temáticos que empezaron a exponer hace más tiempo
elaboraban sus textos con letras dibujadas a mano, o escritas con letrógrafos
(normógrafos), letraset, o máquina de escribir (manuales o eléctricas). Pero
con las modernas impresoras de hoy y los recursos de diagramación (incluyendo
“softwares” específicos para ello), solo dejará de conquistar buenos puntajes
en presentación, por ejemplo, el que no quiera.
En lo que se refiere al trabajo investigativo sobre la historia a ser
desarrollada por cada uno, recordarán los “veteranos” cuánto de trabajo y
tiempo se consumía, en el pasado, para compulsar textos de distintas fuentes,
visitar bibliotecas, copiar cosas, sacar fotocopias, etc., además de todo lo
que se necesitaba comprar de literatura específica, según cada tema…
Hoy las cosas son mucho más fáciles: con una simple entrada en
cualquier sitio de búsqueda, un montón de informaciones asoma a la pantalla, de
forma que uno, sin levantarse de su silla, puede tranquilamente encontrar
textos, “cortarlos y pegarlos”, descargar otros, en fin, tiene delante de sus
ojos prácticamente todo lo que necesita, bastando procesar todo con meros
movimientos del “mouse” (o usando la “touchpad”, en los ordenadores) y el uso
del teclado.
Como si no bastara, hay, además, correctores de textos, traductores,
etc., todo para hacer más cómoda y menos cansada la vida del coleccionista y
expositor temático. Todo esto sin contar las inmensas posibilidades para
encontrar y adquirir piezas, ver otras colecciones sobre el mismo tema (o similares)
disponibles en la web, y por ahí sigue.
Son solo unas reflexiones para enfatizar que, no preparar una buena y
completa historia a ser desarrollada, y dejar de armar adecuadamente una
participación competitiva, es desperdiciar todos estos medios y facilidades que
han venido en ayuda a los temáticos.