Si, por un lado, los primeros cinco años de la Federación
Interamericana de Filatelia – FIAF fueron de verdadero “esplendor” en lo que se
refiere a la realización de auténticas exposiciones filatélicas
interamericanas, siempre muy concurridas, el lustro siguiente fue exactamente
lo contrario.
Eso llevó a que las Asambleas Plenarias Anuales de la Federación
continental (y, a remolque, también las Mesas Redondas Temáticas) estuviesen
asociadas a algunas exposiciones, nacionales o internacionales, que contaron
con los auspicios (patrocinio, se decía) o reconocimiento de la FIAF. O incluso
a ningún evento filatélico competitivo, como ocurrió en el año 1975, cuando ambas
actividades se realizaron en la sede del Correo argentino; y en 1977, cuando
tuvo lugar en su sede oficial, Bogotá.
Fueron años difíciles, agravados también por algunos
problemas – y varias controversias, por supuesto – en las relaciones internas
de la Federación.
Sumándose a estos infortunios, figuras históricas – como el chileno
Manuel María Risueño y el mexicano Emilio Obregón – pasarían a la eternidad en
este período, lo que representó una significativa pérdida para la FIAF, por la
experiencia, el liderazgo y la respetabilidad que ambos encarnaban.
Sobre los hechos y acontecimientos de esta etapa
de nuestra historia seguiremos tratando en las próximas notas.