Hombre de una gran visión de futuro, ideólogo y fundador de la
Federación Interamericana de Filatelia – FIAF (fue su primer Presidente),
creador y también primer Presidente de la Comisión de Filatelia Temática de la
FIAF, Emilio Obregón Renner – en el panegírico escrito por el mexicano Ignacio
A. Esteva Monroy – “dio su vida por la Filatelia”.
Emilio Obregón
De hecho, y por una de estas ironías del destino, Obregón pagaría con
su propia vida el precio de la lucha que había empezado en el Hotel Shoreham,
Washington D.C. (local en donde se firmó la “Declaración de Washington”, que
dio origen a la FIAF) en la noche del 27 de mayo de 1966.
Obregón no era una persona de trato fácil, lo reconocen algunos de sus
contemporáneos, pero ninguno niega su enorme capacidad de “hacer acontecer
cosas”. Sobre él, escribió Jairo Londoño Tamayo, por entonces Presidente de la
FIAF: “Fue en todo caso un amigo sincero, franco, leal y tal vez por esto mismo
a veces era un poco impulsivo en expresar sus sentimientos e ideas. Quiso la
Filatelia entrañablemente y por ella hizo muchísimo como coleccionista,
expositor, escritor, divulgador, jurado y dirigente de gran entusiasmo”.
A pesar de todo el trabajo realizado por Obregón en pro de la
Filatelia nacional y continental, sus últimos años le fueron ingratos. En el
plan interno (México), sufría por cuenta de sus detractores. Según Ignacio
Esteva, este líder “tuvo que hacer frente a una serie ininterrumpida de ataques
solapados de anónimos y de campañas de murmuraciones calumniosas. Personas envidiosas
y sin mayores escrúpulos empezaron a criticar su afición declarada a la
Temática para indicar que Emilio no era un auténtico filatelista”.
A su vez, en el ámbito de la FIAF, las cosas tampoco les salían bien
por el embate con algunos críticos. La verdad es que, a nuestro modesto juicio,
el “último momento de gloria” de Obregón, en la Federación que ayudó a crear,
fue el otorgamiento de la Medalla FIAF de 1977, como la primera persona en
ganarla en vida (antes, había sido otorgada a Manuel M. Risueño y Alboran
Dujmovic, ya fallecidos). Esto fue en la Asamblea de Bogotá (1977), habiéndose
entregado la presea el año siguiente en Toronto.
Medalla FIAF
Es cierto que tuvo un gran protagonismo también en la Asamblea General
y en la Mesa Redonda de Buenos Aires (1978), que comentamos ya en las notas
sobre la “interamericana” ARGENTINA’ 78.
Después, un triste e inmerecido ocaso, pasando por las decepciones de Río de
Janeiro (BRASILIANA’ 79) y su
inmediato fallecimiento.
A propósito, resulta incomprensible, para uno que aprendió a admirar
el notable trabajo de este Líder (con L mayúscula) de la Filatelia
interamericana, el destino que le tocó en la BRASILIANA’ 79, que bien pudiera haber sido la apoteosis de su
enorme labor, el coronamiento de toda una vida dedicada a la FIAF y a la
Temática. No actuó en el jurado, la Mesa Redonda Temática (que él conducía en
cada “interamericana”) ni siquiera apareció en el programa oficial, no lo vimos
entre los varios que tomaron parte en la mesa redonda de un Seminario Temático
de la ABRAFITE, y por ahí va. Es cierto que no tenemos elementos para saber lo
que efectivamente pasó en aquel entonces, pero no nos conformamos al constatar
todas estas cosas.
Para colmo, Obregón volvió a estar involucrado (y otra vez en Río,
como en 1972) con problemas de nuestra atávicamente conflictiva política
interna, algo que le causó enorme disgusto. Sobre el tema, escribió Jairo
Londoño: “Don Emilio se sintió mal desde el mismo día en que llegó a su ciudad
procedente de Río, en donde fue mal interpretado y francamente no muy bien
tratado. Con cuidados médicos, logró recuperarse, pero el 24 de diciembre
sucumbió ante un nuevo infarto”.
Según las palabras de Ignacio Esteva, aquí ya trascritas en otro
momento, “le sorprendió la muerte en el cumplimiento de su deber (…), pudiendo
decirse de él que fue el hombre que dio su vida por la Filatelia”.
Algún día le harán justicia. Mucho nos ha complacido conocer mejor la
figura de este gran hombre, que enorgullece la Filatelia y la Temática continental.
