Álvaro Bonilla Lara – gran cronista de las “interamericanas” pioneras
y una de las mayores expresiones del alma latina – no estuvo inmune, en sus
“serios” escritos, a desbordarse también en comentarios sobre la hospitalidad y
la cordialidad de nuestras gentes – característica inconfundible de nuestra
forma de ser por toda Latinoamérica.
Álvaro Bonilla Lara
Con ocasión de la EXFILBO’ 69,
él destacó, entre otras cosas, las ricas comidas y la amabilidad de los
colombianos: “Los ‘cafeteros de Colombia’, como siempre, estuvieron presentes,
obsequiando sin límite ni medida cuantas tazas de café pidieran los visitantes
(…). La comida de clausura se desarrolló en un ambiente realmente de excepción:
el salón rojo del Hotel Tequendama, el más grande y más moderno de Bogotá, con
una concurrencia muy numerosa y lucida (…) y cada uno regresó a su hogar
cargado de recuerdos y de afectos que la distancia hará crecer, por lo profundos
y sinceros que son.”
Alrededores del Hotel
Tequendama, local de la EXFILBO’ 69
El año siguiente, en la EXFILCA’
70, dijo, sobre el cariño de los venezolanos, que “los festejos fueron muy,
muy numerosos; más de aquellos a que podía concurrir este cronista (…). Pero,
aparte de numerosas invitaciones particulares, no puedo dejar de mencionar (…)
la comida del ‘Día de la Amistad Filatélica’, fecha en la cual diversos
venezolanos invitaron a su hogar a visitantes no venezolanos (…). Transcurridos
los diez días de la exposición, tuvimos que abandonar Caracas tan a
regañadientes como lo hacemos siempre; dejando nuevas amistades que confiamos
se afiancen y consoliden en el futuro; despidiéndonos de viejos amigos cuya
separación es siempre una pena; agregando un mundo de nuevas y gratas
impresiones a nuestra experiencia filatélica, hoy el centro de nuestra vida”.
Cena de Clausura,
EXFILCA’ 70
Y siguió el cronista expresando sus sentimientos al comentar el trato
de los peruanos en la EXFILIMA’ 71:
“Los festejos durante EXFILIMA
fueron muchos y muy gratos (…). El sábado 13, finalmente, un paseo campestre,
con almuerzo a la criolla, tuvo lugar en una quinta del matrimonio Casanova,
transcurriendo una tarde realmente feliz y deliciosa (…). Y poco a poco nos
fuimos despidiendo de Lima (…), pero con la nostalgia de dejar esa encantadora
ciudad, donde el número de nuestras relaciones y nuestros afectos ha crecido en
proporción maravillosa”.
Grupo en la casa de la
familia Casanova, EXFILIMA’ 71 (Foto: Manuel Mariño)
Sobre Río de Janeiro y los brasileños, en la EXFILBRA’ 72, Bonilla Lara tampoco midió palabras: “Largo resulta,
como siempre, enumerar las atenciones recibidas, todas muy gratas y ofrecidas
con el habitual señorío de nuestros huéspedes; pero no podremos dejar de
mencionar una visita a la Casa de la Moneda (…), el viaje a Teresópolis y
Petrópolis (…); y finalmente la comida ofrecida a un grupo de visitantes (…).
Por eso, de EXFILBRA no quedará en
la mente de quiénes la visitaron, más que el recuerdo de un lindísimo conjunto
de colecciones y el resplandor de la hospitalidad de los hijos e hijas de
Brasil”.
En la EXFILBRA’ 72,
conocieron locales de la “Ciudad Maravillosa”...
.. y visitaron Petrópolis
y Teresópolis
(aquí representadas en imágenes del Palacio Imperial y del “Dedo de Dios”)
(aquí representadas en imágenes del Palacio Imperial y del “Dedo de Dios”)
Al año siguiente, no hubo una “interamericana” propiamente dicha, sino
la EXFIGUA’ 73, apoyada por la FIAF,
y a Bonilla Lara le gustó tanto Guayaquil que él decidió ampliar su estancia un
poco más: “A mí, personalmente, me significó quedarme dos días más en
Guayaquil, pues (…) yo, obligado por mis deberes del Jurado y de la Asamblea de
la FIAF, solo había hecho el trayecto del hotel a la exposición. A las comidas
y festejos, me llevaban y traían en auto, ya de noche, sin que yo pudiera
apreciar el agrado del sitio. Además, ¡me costaba tanto dejar esa encantadora
ciudad!”
Aspectos de la Cena de
Clausura, EXFIGUA’ 73
(Bonilla Lara aparece
sentado a la izquierda y al centro, siendo felicitado)
Bueno, son palabras de uno de los más admirados entre todos nuestros
presidentes del pasado; un hombre culto, viajado, respetadísimo, pero de una
sensibilidad humana fuera del común. Así que una síntesis de toda su percepción
sobre nuestras “interamericanas” y sus “beneficios paralelos” bien pudiera ser
ésta frase suya: “Como hemos señalado reiteradamente en estas columnas, las
Exposiciones de la FIAF se han convertido en ‘rendez-vous’ obligado de
filatelistas de todos los rincones del continente, más o menos numerosos según
las distancias y los contactos personales”.